Me es difícil escribir sobre un día tan importante que marcaría  el destino de millones. Fue un 18 de Julio que toda España recordaría,  ese día Francisco Franco Bahamonde se unió a los generales sublevados, dando comienzo así la cruzada que terminaría elevándole como Caudillo de España por la gloria de Dios.

Por eso estos días estando tan próxima la conmemoración del glorioso alzamiento, hemos de tener presente el espíritu y el sentimiento que tuvieron millones de españoles, al saber que por fin tenían una mano amiga dispuesta a defenderles, de las hordas rojas que se cebaban en nuestro pueblo como lo hace las garrapatas de el antaño fiero mastín.

Así desvalidos y esperando un milagro se encontraban, cantidades ingentes de personas.

Y al final Dios les escucho, dando coraje a tantos generales que como un faro iluminaron el camino que debería seguir nuestro pueblo. Por eso conmemorar el 18 de Julio sirve para dar gracias a todos esos hombres y mujeres que dieron una parte de si mismos por España, por la España que hoy tenemos la gracia de poder disfrutar.

Ese día fue comienzo del fin de una de las más nefastas etapas de la historia de nuestro país, la segunda republica, una etapa que trajo hambre, inseguridad, ruina económica, división, e infinidad de males, a quienes decían representar. Tres años más tarde en 1939 con el triunfo de la cruzada, se comenzaría a reconstruir con júbilo el país. Por eso frente a la difusión de calumnias por parte de ciertos sectores, actos como la celebración del 18 de Julio, han de ser mantenidos. Esos mismos sectores se llenan la boca con la palabra retrogrado una y otra vez, pero como se puede llamar retrogrado a recordar la historia, como se puede llamar retrogrado a un hecho que trasciende el tiempo e incluso su eco llega a nuestra actualidad. Gracias a la conmemoración, los mayores recuerdan y los jóvenes aprenden, dado que esa es la base de todo acto de tales características.

Ese eco que nos llega del 18 de Julio de 1936 es tal vez en estos años, mas necesario que nunca, enseñándonos como con trabajo, hace ya 70 años el pueblo español se salvo. Por eso y para terminar me gustaría gritar fuertemente ¡ARRIBA ESPAÑA! y que ese eco se propague por toda la eternidad, pues la verdad aunque sea vapuleada o parezca estar dormida, nunca deja de ser cierta.