| 
             El
            calvo Franquista o la maldición de la memoria. 
            Condottiere.
            
             
            
              
                
                  | 
             A raíz del asunto
            Pinochet/Garzón, Francisco Ibáñez, el gran humorista, lanzó un
            álbum titulado El Tirano, donde se parodiaba al general
            chileno de acuerdo con el molde fabricado por la prensa, es decir,
            el de un déspota veleidoso y cruel. Panocho (así se
            llamaba) hacía tirotear a un maniquí porque no había levantado
            los brazos a su paso, o mandaba encarcelar a un ciudadano que había
            bautizado a su perro con el nombre del presidente, entre otras
            barbaridades. 
            Si no lo hubiéramos
            leído con nuestros propios ojos, pensaríamos que se trataba también
            de una ocurrencia del autor de Mortadelo y Filemón: Jesús
            Vicente Evangelio, director de Loterías y apuestas del Estado, ha
            sido cesado y el contrato con la empresa Publicis rescindido, entre
            otras cosas porque el anuncio de la lotería de navidad (ya saben,
            el del calvo que sopla burbujas), al ser en blanco y negro, “parecía
            evocar el franquismo” (Artículo
            aquí). 
            Uno se queda
            perplejo y se pregunta si la casta gobernante no estará rozando los
            límites de la paranoia. Se diría que la inopinada victoria del
            2004 produjo en ellos un shock colectivo de modo que se
            creyeron trasladados a abril del 39 y no cesaran de repetirse:
            “todavía no habéis ganado, todavía no habéis ganado...”
                    | 
              
                  
                    
                   | 
                 
               
              
             
            Pero, vista con
            serenidad, la noticia, en su insignificancia, no hace más que
            confirmar algo que ya temíamos. El partido (o banda) que en los últimos
            años de Aznar extendió la kale borroka a toda la nación,
            ahora en el poder pretende hacer de España ese Estado socialista
            que la ETA viene soñando para su Euzkadi desde hace décadas. Una
            Cuba ibérica que sea otra mota en el ojo de los Estados Unidos y
            que consume al fin la abortada revolución del 36. 
            Para ello no emplean
            métodos diversos que los de todo socialismo real. Lo que eran las
            “sesiones de odio” en el mundo totalitario imaginado por Orwell,
            aquí y ahora se traducen en museos de la “memoria histórica”.
            La cantarina consigna “pi Lin, pi Kon”, lanzada por Mao para
            recordar a todo chino viviente que estaba obligado a hablar mal de
            Confucio y del “hereje” Lin Piao, la comemos aquí en forma de
            dicterios contra “la dictadura” (Franco) y contra “la
            guerra” (Aznar). Gonzalo Fernández de la Mora dio con el término
            adecuado para designar toda esta campaña: la damnatio memoriae
            o maldición de la memoria, que algunos emperadores romanos lanzaban
            contra sus predecesores para auparse a sí mismos, la vivimos aquí
            desde hace tres décadas contra quien paró lo que hoy está de
            nuevo en marcha. En vida de don Gonzalo, aún parecía una
            inofensiva rabieta. Ahora que cosechamos sus frutos, ya no tanto. 
             
            INICIO 
           |