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Actualizada: 16 de Julio de 2.007.  

 
 
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 18 de Julio, 71 aniversario del Alzamiento.

Memoria Histórica.

 

Por Godofredo.

 

Charitas non gaudet super iniquitate, congaudet autem veritati.

(San Pablo, 1 ad Corinthios XIII, VI)


En primer lugar, mi intención no es entrar en el tórrido tema de la mal llamada «Memoria histórica», no es mi interés aburrir al lector con un discurso sobre la manipulación y falsificación de la reciente historia de España, eso lo dejo para otros.

Mi intención es ofrecer una selección de textos que permitan al lector descubrir cuales fueron los fundamentos ideológicos que sirvieron de soporte para el 18 de julio, y que, en unos tiempos como los nuestros, dominados por el olvido y el “analfabetismo histórico”, pueden servir de orientación para todos aquellos que aman de verdad a España por encima de banderías e ideologías.

La esencia de España según Menéndez Pelayo

Menéndez Pelayo, insigne historiador y “católico a machamartillo”, nos ofrece en su Historia de los heterodoxos españoles una de las mejores definiciones del alma española, cuya esencia reside en la fe católica, apostólica y romana, que ha sido el elemento de unión de todos los españoles:

«¡Dichosa edad aquella, de prestigios y maravillas, edad de juventud y de robusta vida! España era o se creía el pueblo de Dios y cada español, cual otro Josué, sentía en sí la fe y aliento bastante para derrocar los muros al son de las trompetas o para atajar el sol en su carrera. Nada aparecía ni resultaba imposible; la fe de aquellos hombres, que parecían guarnecidos de triple lamina de bronce, era la fe, que mueve de su lugar las montañas. Por eso en los arcanos de Dios les estaba aguardado el hacer sonar la palabra de Cristo en las más bárbaras gentilidades; el hundir en el golfo de Corinto las soberbias naves del tirano de Grecia, y salvar, por el ministerio del joven de Austria, la Europa occidental del segundo y postrer amago del islamismo; el romper las huestes luteranas en las marismas bátavas con la espada en la boca y el agua en la cinta y el entregar a la Iglesia romana cien pueblos por cada uno que le arrebataba la herejía.

España, evangelizadora de la mitad del orbe; España martillo de herejes, luz de Trento, espada de Roma, cuna de San Ignacio...; esta es nuestra grandeza y nuestra unidad; no tenemos otra. El día que acabe de perderse, España volverá al cantonalismo de los arévacos y de los vectores o de los reyes de taifas

Fracaso y renacimiento de España en Maura

Don Antonio Maura fue uno de los principales políticos conservadores del periodo de la Restauración, al mismo tiempo que el más denostado. Las campañas contra su gestión (el famoso «Maura, no»), son una claro anticipo de la subversión social contra aquellos que pretendían restaurar el orden y devolver a España su dignidad. Retirado de la vida política por Alfonso XIII, fue siempre llamado para liderar gobiernos efímeros de coalición nacional. En el discurso pronunciado el 21 de abril de 1915 hacia el siguiente diagnostico sobre el fracaso de la Monarquía canovista y de las esperanzas sobre una futura restauración nacional:

«España es una nación enferma, y siendo una nación enferma, el ideal de España es sanar de su dolencia. El siglo XV es realmente aleccionador: la España de Juan II y de Enrique IV es la anarquía, el desconcierto, la disolución; arrasada por bandidos, medio nobles y medio bandidos, no hay autoridad, ni justicia ni orden ni vida económica. Quien hubiese profetizado lo que sucedió después habría sido tomado por un demente. Y, sin embargo, siendo el mismo pueblo "sucedió nada más que una cosa y fue que Castilla eliminó la ponzoña que detenía su corazón, que se constituyo un Estado en Castilla y el Estado y la Nación estaban juntos y por eso era un pueblo y por eso vivía y por eso llenaba el mundo de su gloria"».

  Marxismo, cristianismo y España en el Magisterio de Pío XI y Pío XII

La Iglesia católica no fue insensible al avance del Marxismo en los años previos a la Cruzada. El Papa Pío XI fue quien más advirtió a la Iglesia de los peligros de la ideología marxista y fue testigo directo de las persecuciones lanzadas por los marxistas en México y España. He aquí una selección del Magisterio de Pío XI sobre el Marxismo:

Socialista y católico son términos contradictorios: «Aun cuando el socialismo, como todos los errores, tiene en sí algo de verdadero (cosa que jamás han negado los Sumos Pontífices), se funda sobre una doctrina de la sociedad humana propia suya, opuesta al verdaderos cristianismo. Socialismo religioso, socialismo cristiano, implican términos contradictorios: nadie puede ser a la vez buen católico y verdadero socialista» (Encíclica Quadragesimo anno, 120, 1931)

Horrores del Comunismo en España: «También en las regiones en que, como en nuestra queridísima España, el azote comunista no ha tenido tiempo todavía de hacer sentir todos los efectos de sus teorías, se ha desencadenado, sin embargo, como para desquitarse, con una violencia más furibunda. No se ha limitado a derribar  alguna que otra iglesia, algún que otro convento, sino que cuando le ha sido posible, ha destruido todas las iglesias, todos los conventos e incluso todo vestigio de la religión cristiana, sin respetar el valor artístico y científico de los monumentos religiosos. El furor comunista no se ha limitado a matar a obispos y millares de sacerdotes, de religiosos y religiosas, buscando de un modo particular a aquellos que precisamente trabajaban con mayor celo con los pobres y los obreros, sino que, además, ha matado a un gran numero de seglares de toda clase y condición, asesinados aun hoy día en masa, por el mero hecho de ser cristianos o al menos contrarios al ateismo comunista. Y esta destrucción tan espantosa es realizada con un odio, una barbarie y una ferocidad que jamás se hubieran creído posibles en nuestro siglo. Ningún individuo que tenga buen juicio, ningún hombre de Estado consciente de su responsabilidad publica, puede dejar de temblar si piensa que lo que hoy sucede en España tal vez podrá repetirse en otras naciones civilizadas.» (Encíclica Divini redemptoris, 20, 1937)

El liberalismo ha preparado el camino del comunismo: «Para explicar mejor cómo el comunismo ha conseguido de las masas obreras la aceptación, sin examen, de sus errores, conviene recordar que estas masas obreras estaban ya preparadas para ello por el miserable abandono religioso y moral a que las había reducido en la teoría y en la practica la economía liberal. Con los turnos de trabajo, incluso dominicales, no se dejaba tiempo al obrero para cumplir sus deberes religiosos en los días festivos; no se tuvo preocupación alguna para construir iglesias junto a las fabricas ni para facilitar la misión del sacerdote; todo lo contrario, se continuaba promoviendo el laicismo. Se recoge, por tanto, ahora los frutos amargos de errores denunciados tantas veces por nuestros predecesores y por Nos mismo. Por esto, ¿puede resultar extraño que un mundo tan hondamente descristianizado se desborde el oleaje comunista?.» (Encíclica Divini redemptoris, 16, 1937)

Pío XII, sucesor de Pío XI, fue elegido Sumo Pontífice en los albores de la victoria. De su amor por España y de su enconada lucha contra toda el Comunismo podríamos señalar muchos textos, pero nos conformaremos con estas dos reseñas que pueden ejemplificar su rico magisterio pontificio:

La bendición del Papa sobre España: «Con inmenso gozo nos dirigimos a vosotros, hijos queridísimos de la católica España, para expresaros nuestra paternal congratulación por el don de la paz y de la victoria que Dios se ha dignado coronar el heroísmo cristiano de vuestra fe y caridad, probándoos en tantos y tan generosos sufrimientos. [...] Los designios de la Providencia, queridísimos hijos, se han vuelto a manifestar una vez más sobre la heroica España. La nación elegida por Dios, principal instrumento de evangelización del Nuevo Mundo y como baluarte inexpugnable de la fe católica, acaba de dar a los prosélitos del ateismo materialista de nuestro siglo la prueba más excelsa de que por encima de todo están los valores eternos de la Religión y del espíritu. La propaganda tenaz y los esfuerzos constantes de los enemigos de Jesucristo parece que han querido hacer en España un experimento supremo de las fuerzas disolventes que tienen a su disposición repartidas por todo el mundo, y aunque es verdad que el Omnipotente no ha permitido que POR AHORA lograran su intento, pero ha tolerado al menos alguno de sus terribles efectos para que el mundo entero viera como la persecución religiosa, minando las bases mismas de la justicia y la caridad, que son el amor a Dios y el respeto a su santa ley, puede arrastrar a la sociedad moderna a los abismos no sospechados de inicua destrucción y apasionada discordia.

[El pueblo español] se alzó en defensa de los ideales de fe y de civilización cristiana, [y supo resistir el empuje] de los que, en realidad, no luchaban sino en provecho del ateismo. [Alabo] los nobilísimos y cristianos sentimientos de que han dado pruebas inequívocas el jefe de Estado y tantos caballeros, sus fieles colaboradores, con la legal protección que han dispensado a los superiores intereses religiosos y sociales, conforme a las enseñanzas de la Sede Apostólica.

Nos, con piadoso impulso, inclinamos ante todo nuestra frente a la santa memoria de los obispos, sacerdotes, religiosos de uno y otro sexo y fieles de todas las edades y condiciones que en tan elevado numero han sellado con su sangre la fe en Jesucristo y su amor a la religión católica: "No ha mayor prueba de amor"» (Jn 15, 1)

(Radiomensaje de S. S. Pío XII al pueblo español, 16-IV-1939)

Principio informativo del apostolado laico: «La Iglesia de Cristo no tiene intención de ceder, sin combatir y sin dejar al enemigo avanzar, ante el Comunismo ateo. Se le  dará batalla hasta el final, pero con las armas de Cristo.» (Discurso al segundo congreso mundial del apostolado laico, 1957)

El espíritu del 18 de Julio en el pensamiento de Franco

Francisco Franco, militar de prestigio, tomó las riendas del Alzamiento Nacional por disposición de sus compañeros de armas. Ya antes del 1 de octubre de 1936, dirigiéndose a los españoles desde Tetuán, declaraba los principios informativos del Alzamiento del 18 de julio:

«Españoles: el Movimiento salvador se consolida y extiende a todas las regiones españolas. Como siempre, escaso numero de ambiciosos criminales arrastran a clases y corporaciones a gravísimas situaciones, en las que la mayoría no tiene parte ni interés. Asi vemos que creen defender de ataques a la Republica y sirven a los antiguos gobernantes que hacían de las supremas leyes estatales un instrumento de sus apetitos y partidos.

Este Movimiento es nacional y salvará a España del caos en que se pretendía hundirla. No es un Movimiento de defensa de determinadas instituciones; al contrario, mirará especialmente por el bienestar de las clases obreras y humildes, así como por el de nuestra sacrificada clase media.

Hemos de hacer efectivo en España que en todos los hogares el fuego no se apague; hemos de llevar a la familia la seguridad en el salario, y en la fabrica  y en el taller ha de reinar la satisfacción en el trabajo; los obreros y ciudadanos españoles vivirán en un régimen de fraternidad y armonía, que había, fatalmente, desaparecido.

Mienten quienes nos presentan ante el pueblo como enemigos de las clases modestas, pues de ellas salimos los oficiales y soldados; mienten quienes os digan que nuestros pasos no son justos: la justicia y la austeridad han sido siempre la norma de los cuarteles.

Os engañan los que os inculcan que va a retrocederse en los avances sociales, pues la confianza y creación de riqueza nacional en una nación fuertemente organizada nos permitirá mejorar notablemente las condiciones de la vida del obrero.

De nuestro Movimiento salvador sólo deben temer los vividores de la política; los explotadores, en los Sindicatos, del jornal del honrado obrero; los que lanzan a desastrosas aventuras a los asociados para abandonarlos en los momentos de peligro, y los que llevan una vida principesca y regalada a costa de los fondos nutridos con una parte de vuestros modestos jornales, y de los que jamás os rinden cuentas.

Aun es tiempo de enmendar los yerros anteriores; al que persista en la rebeldía contra el Movimiento nacional le espera un negro porvenir de incertidumbres y zozobras; los que rápida y voluntariamente se entreguen a nuestras autoridades disfrutaran, si no han cometido personalmente delitos, de una benevolencia grande. Para los que persistan en la hostilidad o pretendan rendirse a ultima hora, no habrá perdón.

Juramentados la mayoría del Ejercito, Guardia civil y masas ciudadanas que nos siguen para hacer una España grande, no tiene ya posibilidades de éxito ninguna clase de resistencia; la acción que desarrollaremos contra los que resistan estará en idéntica relación con la conducta que sigan.

Es tan grande la justicia de nuestra Causa, tan elevados y generosos los sentimientos patrióticos que a ella nos mueven y tan intima, cordial y apretada la unión de nuestros corazones, de Generales, Jefes, Oficiales, Suboficiales, Clases y Soldados, y tanto nuestro amor al pueblo español, que no hay fuerza humana que pueda vencernos. Lo que quieran evitar que se derrame sangre inútilmente, si vienen con animo leal y noble, nuestros brazos no los rechazaran, pues muy pronto España será un apretado abrazo entre españoles. – General Franco.»

(Alocución a los españoles, Tetuán 22 de julio de 1936)

Reconciliación y unidad entre los españoles en el pensamiento de José Antonio

José Antonio Primo de Rivera, fundador de Falange Española, sigue siendo una de las figuras más atractivas y desconocidas para el pueblo español. José Antonio representa lo mejor de la tradición española, pero también las ansias de renovación nacional a la luz de un pensamiento claro y revolucionario. En los umbrales de su muerte, el “Ausente” nos deja está ultima reflexión que debería hacer meditar a aquellos que desean desenterrar la Guerra civil con fines revanchistas:

«Ojala fuera la mía la ultima sangre española que se vertiera en discordias civiles.  Ojala ya encontrara en paz el pueblo español, tan rico en buenas cualidades entrañables, la Patria, el Pan y la Justicia» (Testamento de José Antonio, Alicante 18 de noviembre de 1936)

Conclusión

Muchos más textos podrían ofrecerse como ejemplo de los ideales que incitaron el Alzamiento nacional del 18 de Julio, pero, baste los expuestos como prenda de los mismos.

A los 70 años del Alzamiento nacional, algunos españoles quieren reabrir viejas heridas, no movidos por el afán de hacer justicia, sino por el simple y mero revanchismo. Ellos no perdonan, lo que muchos de nosotros les hemos perdonado tras asesinar a familiares, religiosos y religiosas; ¿hubieran ellos hecho mejor la represión de la posguerra si la hubiesen ganado?.

Como ya hemos dicho al principio, nuestra intención no es entrar en este debate promovido por el “guerracivilismo” de los neo-antifranquistas, sino que, siendo fieles a la historia y a la verdad, he deseado ofrecer algunos textos para que aquellos que quieran conocer el porque de aquel Alzamiento se acerquen a ellos, y saquen sus propias conclusiones. 


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© Generalísimo Francisco Franco. Noviembre 2.003 - 2.007. - España -

E-mail: generalisimoffranco@hotmail.com